En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, recordamos los logros de una de las más destacadas atletas en los inicios del deporte al interior de la Universidad de Chile.
Raquel Martínez Monreal nació el 15 de mayo de 1908 en Constitución. Hija de Nicolás Martínez y María Dolores Monreal, fue la menor de una familia de 14 hermanos.
Comenzó a practicar deportes en el club Deportivo Nacional en 1930, iniciándose en las disciplinas de atletismo con carreras y saltos, al mismo tiempo que estudiaba en la Escuela Normal para formarse como profesora. Al año siguiente, ingresó al Instituto de Educación Física, donde conoció a Carlos Strutz, eminencia del atletismo y el deporte de la época, quien la formó y explotó sus condiciones físicas para lograr las hazañas de su notable carrera deportiva, en disciplinas como carreras de 100 metros, salto largo, dardos, y básquetbol.
A principios de la década de 1930, el deporte femenino universitario comenzó a dar sus primeros pasos al interior del “Físico”, siendo Raquel Martínez un pilar fundamental entre sus compañeras. La profesora del Instituto de Educación Física Teresa Torres la recordaba como “una atleta de excepción, que se dan muy de tarde en tarde en el deporte de cualquier país. Era, además, magnifica gimnasta. Destacaba en lo que participara y solo recuerdo que su lado flaco era la natación”.

Raquel Martínez ejecutando un salto largo con el uniforme del Club Universitario de Deportes. Fuente: Gol y Gol n°48, 27 de febrero de 1963.
El 7 de octubre de 1932 fue aceptada como socia del Club Universitario de Deportes, en conjunto con otras compañeras del Físico, para representar al chuncho en las competencias femeninas de la capital. Desde sus inicios en el club marcó pauta de lo que serían sus éxitos, al lograr en ese año el récord sudamericano de salto largo, con una marca de 4.96 metros, junto con la obtención del Campeonato Femenino de Básquetbol de Santiago, cimentando una hegemonía del quinteto universitario al triunfar en los años 1932, 1933, 1934, 1936, 1938, 1939, y 1940. Además, su labor en el deporte universitario no se limitó a la pista y el gimnasio, ya que en 1933 fue la primera presidenta de la sección femenina del Club Universitario de Deportes, siendo pionera de la participación de las mujeres en la organización de la institución.
En 1934, Raquel Martínez mejora su marca de salto largo, estableciendo nuevamente el récord sudamericano en el Torneo de Primavera, con una ejecución de 5.55 metros. Sobre este logro, Raquel recordaba en 1966:
“Cuando quebré el récord de Chile con 5,55. la realidad es que salté 6 metros y 5 centímetros. Me explico: resulta que, al rechazar, con el clavo tocaba la tabla, haciendo nulo el intento, por lo cual don Carlos Strutz me dijo que lo hiciera desde más atrás. Vino la última chance y para el salto di el brinco 50 centímetros más atrás. Así y todo, señalé 5,55 mts. De haber rechazado donde debía, la marca habría sido de 6 metros 5 centímetros, vale decir, 7 más que el récord mundial de la época, de la atleta japonesa Kinue Hitomi”.
Los importantes logros alcanzados en sus primeros años como deportista le valieron una manifestación del Club Deportivo de la Universidad de Chile en la sede de la institución, siendo la primera mujer homenajeada por dirigentes, deportistas y socios en la historia del club.

Manifestación del Club Deportivo de la Universidad de Chile por el récord sudamericano de salto largo alcanzado en 1934. Fuente: La Nación, 8 de diciembre de 1934.
Los éxitos alcanzados durante el primer lustro de la década de 1930 le valieron ser parte de la delegación chilena de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, siendo la primera atleta sudamericana en ser parte de una cita olímpica. Para costear su viaje, la Universidad de Chile hizo cargo del pasaje en barco, mientras que el Club Deportivo organizó una colecta que tuvo gran adhesión en el círculo deportivo de la época, lo que aseguró su participación en el atletismo.
Se trasladó en conjunto con la delegación a Buenos Aires el 1 de junio, donde abordaron el vapor “Monte Pascoal” con rumbo a Hamburgo en 11 días. Durante el viaje, la mayoría se enfermó por productos contaminados y Raquel se contagió de escarlatina, sufriendo de fiebre y manteniéndose con una alimentación de pan y té durante 10 días.
Lamentablemente para la atleta, la enfermedad afectó su rendimiento en la cita olímpica: en la prueba de 100 metros obtuvo el último lugar de la Serie 6, y si bien fue inscrita en los 80 metros vallas, no largó finalmente en la competición. Su especialidad, el salto de longitud femenino, recién fue introducido en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, por lo que no pudo mostrar su mejor destreza.

Equipo de basquetbol femenino del Club Deportivo de la Universidad de Chile,
campeonas de Santiago en 1936, con Raquel Martínez ubicada en la fila inferior a la
derecha. Fuente: Boletín de Educación Física n°10-11, Octubre y Enero 1936-1937.
Sin embargo, su revancha llegaría tres años después. Debido a las brillantes actuaciones de las deportistas en el atletismo local, el congreso de dirigentes del Campeonato Sudamericano de Atletismo resolvió introducir las competencias femeninas en la edición de Lima 1939, cita donde concurren Elba Parra, Ilse Barends, Edith Klempau, María Boecke, Betty Morales, Gabriela Sprenger, Lily Warch, Adriana Merino, Ilse Karlsruher, Elenita Martinolli, y Raquel Martínez como capitana de la delegación.
Sería la última competencia internacional de la histórica atleta nacional, despidiéndose con la medalla de oro en la disciplina de salto de longitud con una marca de 5.13 metros, venciendo a Olga Tassi de Argentina y Zoila Garcés de Perú, y contribuyendo al logro del primer lugar en el medallero de la cita de Lima 1939 para la delegación chilena.

Delegación femenina del Sudamericano de Atletismo de 1939. Abajo al centro se encuentra Raquel Martínez. Fuente: Gol y Gol n°48, 27 de febrero de 1963.
A partir de la década de 1940 Raquel Martínez se retiró de las pistas atléticas para continuar su labor pedagógica en la formación de la educación física escolar, entrenando niñas en distintas disciplinas que luego serán el semillero del atletismo nacional, mismo destino que experimentaron sus compañeras del Instituto de Educación Física con quienes compitió en el atletismo de la década del 30.
Falleció en 1987, y sus restos se encuentran en el Cementerio Metropolitano de Lo Espejo. Su ejemplo de entrega con el desarrollo del deporte femenino es una luz que debe guiar a las nuevas generaciones de atletas en la Universidad de Chile.

Equipo de basquetbol femenino del Club Deportivo de la Universidad de Chile, campeonas de Santiago en 1939: Eliana Opazo, Elena Leixelard, Maya Prieto, Ena Matus, Elba Parra, Georgina Riveros, Marina Leixelard y Raquel Martínez. Fuente: La U n°178, mayo de 1963.