Un interesante debate surgió en el marco de la apertura al público de la Piscina de la Universidad de Chile para la celebración de los 170 años de nuestra casa de estudios. El sábado 10 de noviembre, mientras el recinto de calle Independencia permanecía abierto a visitas, en su segundo piso los asistentes pudieron escuchar las interesantes ponencias de la experta del Colegio de Arquitectos Magdalena Barros y de los estudiantes de la UTEM Jorge Díaz y Miguel Rebolledo.

Barros relató en su exposición el camino para solicitar que la Piscina de la Universidad de Chile, inaugurada en 1929 y donde actualmente se realizan competencias internas, tanto los Torneos Inter Facultades (TIF) como los Juegos Olímpicos Estudiantiles (JOE), sea declarada monumento histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales. La arquitecta defendió el aporte patrimonial del edificio, que fue diseñado por Luciano Kulczewski.

Entre otras cualidades, Barros recordó que actualmente la piscina ha tenido una serie de mejoras que han ido actualizando sus servicios y también han enfrentado el deterioro por el tiempo. Además, entre otras cualidades, mencionó que la piscina tiene una capacidad para 1.500 personas. Mencionó que el edificio también se inserta en un plan de embellecimiento de las fachadas de las obras que rodean el sector de la Chimba.

Por su parte, los estudiantes de la UTEM destacaron el avance de su proyecto Santiago Kul, que consiste en adosar a las obras del afamado arquitecto material tecnológico que permitirá a sus observadores –especialmente cuando se trata de edificaciones particulares– conocer a través de una página en internet de los interiores de la edificación, así como sus principales características de diseño y construcción. En la ocasión, los jóvenes mostraron el diseño que piensan incorporar en la piscina.

El proyecto Santiago Kul se inserta dentro de un proyecto apoyado por el Ministerio de Educación de Fondo de Desarrollo Institucional. Los jóvenes defendieron la relevancia de este plan que aprovecha la tecnología considerando que en el país existen 22 millones de celulares. Ellos han calificado su proyecto como una Ruta Patrimonial 2.0. “De esta forma queremos apuntar hacia la masividad en la difusión del patrimonio”, indicaron los estudiantes.