La práctica de actividad física no solo libera las denominadas «hormonas de la felicidad», también permite una mayor conciencia corporal y el autoconocimiento, lo que se traduce en una mejor identificación de las emociones. Cuando practicamos actividad física, practicamos también actividad mental y eso mejora nuestro bienestar.
La actividad física en espacios reducidos surgió como una alternativa para mantener el cuerpo y mente activos durante el confinamiento

La pandemia de Covid 19 y sus consiguientes restricciones de desplazamiento y de reuniones incidieron en la salud mental de las personas, que vieron limitadas sus actividades laborales, sociales e, incluso, deportivas y recreativas.

De acuerdo al estudio Un año de Covid 19un 27% de la población en Chile siente que ha empeorado su salud mental y emocional desde el inicio de la pandemia. De este porcentaje, un 8% indica que su salud mental y emocional ha empeorado mucho.

En ese sentido, la actividad física en espacios reducidos surgió como una alternativa para mantener el cuerpo y mente activos durante el confinamiento. Generando hábitos que posteriormente también se vieron reflejados en la participación durante la franja horaria Elige Vivir Sano.

Pero la práctica de actividad física no solo ayuda a mantener un estado físico saludable, también contribuye a mejorar la salud mental de las personas, trabajando la concentración, aumentando el autoestima e incluso puede ayudar a disminuir la ansiedad.

Beneficios de la práctica deportiva en la salud mental

«Está comprobado que la actividad física libera endorfinas, también llamada ´hormona de la felicidad», afirma el profesor Moreno.

La práctica deportiva exige concentración en objetivos y en acciones que suceden en tiempo real, que se ejecutan en el momento. Esto permite, entre otras cosas, combatir la rumiación del pensamiento, es decir, ese estado en que una persona se encuentra estresada o deprimida y se concentra en pensamientos repetitivos sobre sus síntomas y sus posibles causas y consecuencias negativas, sin buscar soluciones.

El deporte y la actividad física inciden en nuestro bienestar emocional, ya que fomenta la comunicación inter e intrapersonal, la superación de retos, propicia la independencia y el sentido de la responsabilidad, desarrollando el autocontrol de emociones, además de mejorar la planificación del día a día al tener que someterse a un horario y a una disciplina con hábitos saludables. Habitualmente, quien desarrolla esta actitud disciplinada a través de la actividad física lleva esta forma de ser a otros ámbitos de la vida”, indicó el psicólogo y coordinador de la Unidad de Salud Deportiva de la DDAF, Gabriel Caballero.

“Está comprobado que la actividad física libera endorfinas, también llamada ‘hormona de la felicidad’. A grandes rasgos, el cuerpo se prepara para una exigencia o ‘situación de peligro’ proveniente del exterior, que en este caso es el ejercicio. Así, pone a disposición sustratos, a través de los sistemas de energía para poder sobrevivir a dicha demanda. Por eso, una vez terminado el ejercicio, hay un desgaste. El cuerpo se adapta para poder enfrentar mejor una futura demanda”, comentó el profesor del equipo de Preparación Física de la DDAF, Miguel Moreno.

El profesional agregó que “se debe considerar que la actividad física puede ser leve, moderada o intensa, pero de igual manera, para el organismo, todas suponen un desafío a superar”.

La activación óptima

En mayo la Dirección de Deportes y Actividad Física entregó a la comunidad universitaria distintas estrategias para alcanzar un nivel de activación óptimo para cada etapa del día.

Durante el mes de mayo y en el marco de la campaña #ConcienciaSaludable, impulsada por la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, la Dirección de Deportes y Actividad Física entregó a la comunidad universitaria distintas estrategias para alcanzar un nivel de activación óptimo para cada etapa del día.

A través de cápsulas y material gráfico difundidos por redes sociales, se invitó a la comunidad a tomar conciencia de su cuerpo y del nivel de activación que cada persona requiere para ejecutar actividades diarias. Información que fue elaborada por profesionales de la Unidad de Salud Deportiva y el Área de Actividad Física de la DDAF.

Entendiendo la activación como el estado que permite a las personas realizar distintas tareas de mejor forma, esta tiene directa relación con la salud mental de las personas, ya que otorga una seguridad y una sensación de bienestar en quien ejecuta alguna actividad con éxito.

“El estado de bienestar o de satisfacción personal hace que veamos las cosas de una forma u otra. El bienestar puede ser tanto por la realización de algún objetivo, satisfacción económica, personal, u otra”. destacó el profesor de la DDAF, Miguel Moreno.”.

La incorporación de la actividad física en la rutina diaria de una persona puede ser de manera gradual, procurando incrementarla con el paso del tiempo. Al inicio, una pausa activa, unos minutos de estiramiento y tomar conciencia de la corporalidad ayudarán a mejorar la disposición para las actividades, la concentración y, con ello, la salud mental.