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Cristián se tituló como kinesiólogo de la Universidad de Chile y desde entonces comenzó a trabajar con las selecciones de la “U”. En un comienzo sólo en los viajes y campeonatos nacionales.

 Ahora es kinesiólogo estable de las selecciones de la Universidad, junto a todo un equipo multidisciplinario que también trabaja detrás de los equipos de la casa de Bello.

 Hace dos años Cristián viajó a Rusia a las Universiadas de Kazán 2013. Su trabajo fue bien catalogado. “Tenía como respaldo un trabajo bien hecho”, cuenta. Eso se sumó a la experiencia que ya tenía trabajando con la selección de vóleibol hombres de la Universidad de Chile: “Es la que más conozco y con la que me llevo mejor”.  El técnico Jorge de la Cerda le pidió específicamente que acompañara al equipo chileno como parte de la delegación.

 Esas dos fueron las principales razones para que Cristián Slier fuera parte del cuerpo médico de la delegación que viajó a Corea del Sur a competir en las XXVIII Universiadas de Gwangju 2015. Él específicamente acompaña al seleccionado chileno de vóleibol hombres dirigido por De la Cerda.

“En Kazán éramos tres los kinesiólogos encargados de toda la delegación, pero ahora ya hay casi un kinesiólogo por selecciones y tenemos una traumatóloga”, señala refiriéndose al cuerpo médico que fue a Gwangju.

 En las Universiadas realizadas en la ciudad rusa en 2013, Cristián cuenta que tuvo mucho trabajo, “pero a uno que le gusta el deporte se aguanta el sueño y se aguanta todo por estar en este tipo de eventos y acompañar a los deportistas, porque al final uno trabaja para ellos».

Sobre la experiencia de viajar por segunda vez a un evento deportivo como éste, Slier expresa que “es espectacular. Uno no lo dimensiona hasta que está allá. De verdad son unos Juegos Olímpicos, sólo que son universitarios. Varios deportistas me dicen ‘estoy compitiendo con el medallista de londres’, entonces es espectacular”.