Cristian Iga Barvieri es técnico de la Selección de Rugby de la Universidad de Chile desde 2007. Pero ahora tendrá que dejar a la Selección porque se traslada a Seúl, Corea del Sur. Sin duda, será un técnico recordado por sus alumnos y que encarna los valores de nuestra casa de estudio.
Su carrera deportiva comenzó a los ocho años cuando el profesor de educación física le recomendó a su padre que debía practicar un deporte de oposición y contacto; y como el ‘Stade Francais’ quedaba cerca de su casa, comenzó en la categoría M9 y se desarrolló como rugbista hasta Adulto.
El técnico cuenta que “dijeron que necesitaba un deporte de oposición y contacto, principalmente colectivo. Y con estas características hay pocos deportes y uno de esos es el Rugby. Claramente ha sido lo que más me ha gustado y por eso lo sigo haciendo”. A pesar de que hace tres años se retiró de su carrera deportiva, ahora es profesor de Educación Física y entrenador de Rugby de primera división y a nivel universitario.
Su carrera dentro de la Universidad de Chile tuvo una cuota de azar. Llegó en 2007 a la Facultad de Economía y Negocios, impartiendo un curso de Rugby y no sospechó que este deporte tomaría fuerza y alcanzaría popularidad en la Universidad. Se convirtió así en técnico del a Selección de Rugby de la Universidad de Chile. “Al principio llegué sin saber a lo que venía, la ‘U’ tenía un Rugby muy básico, y el Vicedecano, Franco Parisi, quería que el Rugby fuera un deporte importante. Empezaron a buscar a buenos jugadores y el nivel subió bastante”, indicó.
Iga se siente muy orgulloso de pertenecer a la Universidad de Chile. Sin embargo, reconoce que fue un trabajo que se dio de a poco y con esfuerzo. “Al principio todos se identifican mucho con su club, y yo soy del Stade Francais. Pero con el grupo que se fue armando y con los años se dio algo muy importante. Se hizo un vínculo a puño, pulso y fuerza que no queremos que se derrumbe ni se pierda”.
En cuanto a los logros que ha obtenido esta selección, su técnico comenta que “en estos años hemos ganado todos los torneos que hemos jugado. Nos ha ido muy bien y queremos seguir así. Hemos logrado cosas, como la participación en el Mundial de Seven que se realizó en Francia el año pasado, donde ni siquiera sabíamos a lo que íbamos. Estaban los mejores equipos del mundo, y de una tabla de 18 obtuvimos el noveno lugar. Estoy muy orgulloso de lo que hacen los muchachos”.
El compromiso es el valor primordial de los seleccionados de Rugby con la Universidad de Chile, según cuenta el técnico, quien destaca que “el sentimiento que los estudiantes tienen para defender la camiseta no se ve en otra universidad, donde no sienten a su universidad porque quizá no les han enseñado la importancia de representarla”. Agrega que “todos sabemos que jugamos en clubes, pero yo les pido a los jugadores que cuando hay que ponerse la polera de la ‘U’ tienen que estar. No tienen que fallar. Y uno de los obstáculos de esta Universidad es que el estándar académico que es muy alto y hay muchos profesores que no comprenden o no asimilan la importancia del deporte”.
Su despedida del Rugby en Chile
Cristian Iga Barvieri, además de ser técnico de la Selección, trabaja en el Colegio Nido de Águila. Pero este mes se va a Seúl, Corea del Sur, por motivos profesionales. “La experiencia dentro de la Universidad ha sido buena. Lamentablemente tengo que dejarla, pero queda en manos de Matías Cabrera, un jugador nacional de Rugby del más alto nivel”, asegura.
El técnico reconoce que uno de sus temores era que se derrumbara el plantel. “Mi temor más grande era irme y que me dijeran que la ‘U’ ya no está jugando en torneos, que quedan pocos jugadores o que ya no hay apoyo. Pero me quedo tranquilo porque quedan a cargo de un gran técnico y los jugadores están muy comprometidos.
Dentro de sus sueños o anhelos para el Rugby de la Universidad de Chile, Cristian Iga espera que la Universidad se siga comprometiendo con los estudiantes, tal como ellos lo hacen con su casa de estudios, y que sigan mejorando las condiciones para realizar este deporte.
Pero Iga se despide con una convicción clara: “Los cimientos ya están bien armados, entonces es difícil que la estructura se desarme”.