Carlos Alberto González Quiroga es el Sensei de Judo y está a cargo de la selección de nuestra Universidad hace tres años. Para él, el Judo es algo más que un deporte y por eso lo practica desde que tiene seis años.
El Sensei Carlos González está ligado a la Universidad desde 1976, ya que fue ayudante del fundador de la Rama de Judo en la Universidad de Chile. Ahora, es el técnico de la Selección de Judo sólo hace tres años. Su motivación por esta disciplina partió en la Escuela de Suboficiales a muy corta edad, luego siguió en la Rama de Judo de la Universidad de Chile, y hoy –además de ser el técnico de nuestra selección- es el Sensei de la Dirección Regional Metropolitana de Gendarmería de Chile.
Su padre fue el impulsor para que él comenzara con este deporte, y el Sensei ya lleva más de cincuenta años en el judo. González recuerda cómo se inició todo: “Comenzó cuando unos compañeros de colegio me asaltaron para robarme el dinero del curso. Entonces mi papá me dijo ‘te voy a llevar donde un chino que enseña ‘Karate’, y en realidad era un japonés que enseñaba Judo. Y mi primer acercamiento con esta disciplina fue cuando vi a mi maestro que medía cerca de dos metros vestido de samurai. Me dijo: ‘ponga un pie y un brazo acá’ y me enseñó una técnica. Y lo boté. Yo pensaba que lo había botado. Entonces me quise quedar”. Y desde ese momento hasta ahora, a sus 59 años, no ha parado.
En su carrera deportiva destaca el haber participado por doce años en la Selección Nacional, y también ser reconocido como “Mejor Deportista del Año” por la FEDECH de Judo durante seis años consecutivos. Además, en 1976 fue nominado como Mejor Deportista U. de Chile, con 22 años.
El Sensei Carlos González también ha sido reconocido con “Medallas al Mérito” como maestro de Judo en varias instituciones. Reconocido como “Pionero de las Artes Marciales en Chile” y creador del estilo de defensa personal penitenciario D.P.P. que se imparte en Gendarmería de Chile con reconocimiento mundial. Y se le atribuye, ser creador de la defensa personal “Pasiva”, relacionada con recudir sin golpes a las personas con problemas mentales, y que actualmente, se utiliza en el Psiquiátrico de Chile.
El retorno a la Universidad de Chile como Sensei fue una coincidencia. Hace unos años atrás, sólo la Escuela de Ingeniería tenía un tatami (superficie donde se desarrolla el deporte) y un día caminando por la calle Vicuña Mackenna, Carlos González vio a un judoka – persona que practica judo- y le preguntó de dónde venía. Su regreso a la Casa de Bello concordó con el sentimiento que tiene el técnico por ella. “Yo tengo un afecto personal por la U. de Chile, ya que soy cofundador de Judo, fui ayudante del Sensei Ken Suzuki Sone en 1976. Esta vez como Sensei de la Selección, probamos la respuesta positiva de los alumnos, que sigue hasta el día de hoy”.
Para González es un orgullo ser técnico de una selección de la Universidad de Chile y siente que conlleva una gran misión. “Los universitarios son jóvenes que están llenos de energía, vitalidad y descubrimiento. Para mí desarrollar a estos jóvenes es una meta y ojalá poder formar Senseis y cinturones negros. El futuro de nuestro país y de nuestros profesionales están en estos universitarios, entonces necesitamos que estén lo más preparados posible en todos los ámbitos de la vida y si el Judo sirve para eso, bienvenido sea”.
Formación valórica del Judo
Este deporte entrega valores como respeto, compañerismo, compromiso, humildad, perseverancia y por sobre todo, enseña a afrontar sus propios miedos. “Uno enseña a la gente a enfrentarse a sí mismos. Cuando la persona siente dolores, está enfermo o tiene problemas, se da cuenta que tiene falencias y empieza a buscar la autocompasión. Pero cuando uno sube al tatami se acostumbra a vencer el miedo. Uno sabe que lo van a botar y no sabe cómo va a caer, entonces adquiere seguridad y esa seguridad es vital, porque vence su propio miedo y se atreve”, expresó el Sensei.
Para Carlos González el judo es un estilo de vida que quiere seguir hasta el fin de sus días. “Pienso, duermo, razono, actúo y trato de hacer todo como Sensei. Voy a cumplir sesenta años y aquí estoy todavía, no he parado nunca. Dios quiera que si muero, sea en el tatami. Me encanta mi profesión y siento que más allá de entregar herramientas, uno entrega un mensaje y valores”.
El fundador del judo, Jigoro Kano, no era partidario de las competencias dentro de esta disciplina, porque no aceptaba la idea de que hubiera una persona mejor que otra y que por eso ganara una medalla, pues lo más importante en esta disciplina es vencerse a uno mismo. El Judo “desarrolla los valores para que la persona que lo practica no sienta ascendencia por sobre otro, o una superioridad por quien no logró la medalla”, expresó el Sensei.
Y en esa línea para el técnico “las medallas no son importantes. Antes de comenzar yo les digo a mis alumnos que si ganan medallas, es mérito de ellos y si les resulta, estupendo; pero si no lo hacen, es mi culpa. Lo importante no es ganar medallas pero sí hacer lo mejor posible. Para mí lo primordial es el desarrollo integral de la persona. Que de todo de sí mismo. El verdadero valor es ser campeones de sí mismos y que logren vencerse a sí mismos”.
Sobre sus sueños y anhelos, el Sensei agrega que le gustaría ver a sus estudiantes enseñando esta disciplina. “Una vez tuve que ir a Carabineros, vi el tatami y me senté en el último puesto, ya que se ordenan por antigüedad. Me emocioné mucho y nadie entendía por qué. Esto lo tengo presente cada vez que hago una clase en la Universidad de Chile, porque soy el más viejo, y dios quiera que mis alumnos después estén al final de la fila como yo lo estoy ahora”.